En 1891 se introdujeron los penales,
los cuales se adjudicaban a un jugador cuando le cometían una
infracción dentro de la zona de 12 yardas rival. El balón se debía
patear desde cualquier lugar de la mencionada línea, mientras el resto
de los jugadores, salvo el guardameta rival, debían estar por detrás de
la línea de 18 yardas. El guardameta se podía acercar hasta la línea de 6
yardas. Con la introducción de las áreas de 1902
la zona para la posible infracción se extendió a toda el área penal,
sólo el ejecutante y el guardameta rival podrían estar dentro del área, y
el balón debía patearse desde el punto penal. Desde 1929 el portero debe mantener sus pies sobre la línea de meta hasta la realización del tiro.
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